Autora: Sara Pennypacker
Ilustrador: Jon Klassen
Año: 2016
Páginas: 298
Sello editorial: Nube de Tinta
(Penguin Random House)
A comienzos del año pasado una
novedad infantil-juvenil comenzó a aparecer en las librerías; tenía un zorro en
la tapa y apenas lo vi me dije “lo tengo
que leer”. Amo los zorros, son como perros-gatos, y amaría tener uno aunque
mi pareja, Mauro, no me deja porque dice que son bichos salvajes… El hecho es
que, tenía altas expectativas por
leer este libro, y lo fui postergando porque mi estado emocional no me permitía
meterme en historias desgarradoras, que por la contratapa, imaginaba que sería
así.
Ahora… ¿lo fue?
La contratapa nos relata parte de
lo que es el comienzo de esta historia:
Peter crió un pequeño zorro que
había perdido a su mamá (como él) en un accidente de tránsito. Lo crió desde que
tenía un par de semanas de vida por lo que Pax es un zorro manso y juguetón que
desconoce lo que es la vida salvaje y no sabe cazar. Cuando la guerra se
aproxima, su padre le da el ultimátum para dejar al zorro en el bosque e ir a
vivir con su abuelo, a 500 kilómetros de allí.
Tras hacerlo Peter se culpa a sí
mismo por haberlo abandonado, ya que probablemente muera de hambre. Es así que
Peter decide retornar a pie, aunque desconociera que lo que sucedería a
continuación le impediría reencontrarse con su zorro, pero le serviría de
aprendizaje para conocerse a sí mismo.
El relato está dividido en
capítulos intercalados, unos desde la perspectiva de Pax y otros desde la de
Peter.
Los capítulos de Pax me parecieron maravillosos, se nota que la
autora investigó y que ama los zorros, porque cuenta con lujo de detalles el comportamiento del zorro, por lo que
uno puede visualizarlo con facilidad, confraternizando con otros animales o
poniéndose a la defensiva, buscando olores de su humano que lo abandonó y planeando
cómo encontrarlo.
Esta parte de la historia me
pareció brillante, además que todo el libro nos está alertando sobre una guerra
inminente, que afecta a los humanos y a los animales por igual, siendo una dura crítica en la que la autora
intenta enseñar a un público joven las consecuencias de la guerra.
“Existe una enfermedad que a veces afecta a los zorros. Hace que abandonen su
comportamiento habitual, que ataquen a los extraños. La guerra es una
enfermedad humana parecida a esta.” Pág. 81
Si bien me encantó esta parte de
la historia, con sus puntos tristes incluidos (aunque no me llegó a emocionar),
lo que no me gustó para nada fue la
historia de Peter. Aquí fue donde mis expectativas chocaron fuertemente con
el relato.
Choqué desde un comienzo con sus
decisiones, y no me refiero solo a lo de abandonar al canino, porque claramente
no fue su decisión dado que fue forzado a ello. Lo que me molestó fue desde el
momento que decide ir a buscar a Pax es que me encontré discutiendo internamente con todo lo que hacía y dejaba de
hacer. Es un niño me dirán, si y no, creo que algunas se caían de obvias
para un jovencito de 12 años, por lo que lo sentí poco creíble a esta parte del relato, quizás si algunos
eventos hubieran sido estructurados de otra manera lo hubiera sentido más real,
así como sentí el relato de Pax.
A esto se le sumó a que el relato
de Pax permite una lectura ágil, mientras que la del chico se siente estancada,
y creo que se debe a un fallo de la autora en su manera de redactar, más allá
de las situaciones en las que mete al personaje. Uno no avanza con el relato de
Peter y “de golpe y porrazo” en el
desenlace pasa a sentirse bruscamente apresurado. No lleva bien los ritmos, se
siente algo descuidado o desordenado quizás, en tanto que la narración de Pax
la sentí redonda.
Así y todo, pienso que el libro en general consigue transmitir sus mensajes de
conocerse a sí mismo, crecer y avanzar superando los miedos que uno se impone.
Tal vez lo que se vea afectado para algunos de nosotros es el tema de que la
autora quiere mezclar dos historias y no terminan de ensamblar la una con la
otra.
En general, fue un libro que me
pareció bastante lindo, cuenta con unas ilustraciones que acompañan el relato y
resultan bastante simpáticas, la letra grande y los interlineados amplios
ayudan a que sea una lectura ágil. Considero que el relato de Pax brilla por su elaboración y la de Peter queda algo
eclipsada en comparación, por lo que sí tienen ganas de leerlo les recomiendo que vayan con bajas
expectativas, y a esto le sumo que si bien es un libro publicado
originalmente para un público joven creo que cualquiera lo puede leer, en
especial si les gustan los zorros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario