Autora: Ashley Herring Blake
Géneros: contemporáneo, middle grade, LGTB
Año: 2018
Páginas: 256
Sello editorial: PUCK
Hacía un buen tiempo que quería leer esta novela; lo recomendaba en la librería por saber de qué iba gracias a las reseñas que había leído, pero realmente quería sentarme a leerlo porque sentía que era de esos libros que “tenés que leer”. Finalmente lo obtuve en el INFOBLOG como colaboración (¡muchas gracias!)… Aunque no me esperaba que fuera una historia tan dura.
Todo comienza de golpe: Ivy es una niña de 12 años que le encanta pintar, y como su madre es artista, Ivy es muy buena en lo que hace; lo que no se esperaba en medio de la noche era la llegada de un tornado que pondrá su vida de cabeza. Leemos ese minuto a minuto con la misma desesperación de los protagonistas, ya que la familia de Ivy pierde su hogar y pasa a ser una familia de desplazados por la tragedia.
Como si no fuera poco Ivy se encuentra en ese momento de autodescubrimiento de la pubertad: ella nunca se enamoró, pero comienza a darse cuenta que le gusta otra niña, pero no tiene con quien hablarlo, se distanció con su hermana mayor por un incidente, su familia solo puede concentrarse en reconstruir su vida después de la tragedia, y hay que cuidar de sus pequeños hermanos gemelos, unos bebés que Ivy siente que se interponen en su lugar en la familia ya que dejó de ser la más chica y ahora es la “del medio”.
Ivy sufre por muchas razones, se siente vulnerable y el arte es su única manera de evacuar su ansiedad, esa sensación de sentirse desplazada de su hogar, de su familia, del miedo a ser “diferente” por gustarle otra niña y no los niños, como sus amigas.Todo esto se va transformando en una pequeña olla a presión que no sabemos cuando va a explotar. Me llevó a llorar la desesperación de Ivy, tuve que apartar el libro y procesar todas esas emociones que nos transmite la protagonista, con un sentimiento de impotencia, de soledad, que queremos traspasar las páginas y abrazarla y decirle que va a salir a delante, que quizás ahora no lo ve pero que va a poder.
El libro es doloroso, pero necesario, y es un libro middle grade, dirigido a niños como Ivy, que comienza a cuestionarse muchos aspectos de su vida, que no subestima a sus lectores: no es una lectura infantil con lenguaje simple, no, es un libro que está pensado para gurises de 10-12 años que estén cuestionando su lugar, y que se pongan en el lugar de gente como Ivy, que no entiende qué le está pasando y cómo lo puede hablar.
Tenía una imagen alegre del libro al ver su tapa colorida, pero ahora puedo entender todo lo que significa ese tornado. Tras leerlo sigo pensando que es un libro que hay que leer, que hay que recomendar, y que en realidad no importa la edad, si eres joven o adulto, si eres una niña de 10-12 años como Ivy y sus amigas, no importa nada de eso, tenés que leerlo porque es un libro para reflexionar y que nos hace trabajar nuestra empatía.