Autor: Philip K. Dick
Páginas: 272
Año: 1968
Formato: Ebook
Quizás si ustedes leen este
título, más de sonarles curioso no va a ser, pero si les digo “Blade Runner”
ahí se les va a prender algo dentro de su mente y se van a acordar
automáticamente aquella película del 82 con Harrison Ford y dirigida por Ridley
Scott. Como muchos ya saben las adaptaciones a veces poco tienen que ver con
los libros, a veces unos y otros son mejores, pero en este caso voy a comentarles
lo mismo que me dijeron a mi: “tómenlo como cosas diferentes” ya que van a poder
apreciar a ambas cosas con distintos ojos.
En la película de Ridley Scott
teníamos algo así como una visión futurista de Hong Kong, con un barrio chino
interminable, mucha gente (muchos de ellos orientales y enanos… por alguna
razón), y una lluvia continua; sin embargo la visión de Philip K. Dick nos deja
una sensación algo diferente.
En la obra de Dick del 68, se nos
transporta a unos ’90 ficticios, a un mundo polvoriento, casi que desértico
tras una Tercera Guerra mundial, la cual implicó la históricamente temida “Guerra
Nuclear” que destruyó la Tierra y obligó a los humanos transportarse a colonias
espaciales y vivir en Marte.
Pero no todos los humanos se
fueron, algunos decidieron quedarse por una cuestión de arraigo, y otros
directamente no se les permitió, ya fuera por enfermedades crónicas que
padecieran o por estar contaminados por “el polvo” radioactivo.
La vida es solitaria, y por lo
que nos relatan sus protagonistas quedan pocos humanos, pero quienes viven en
la Tierra tienen una misión, o un deber si se quiere, y es el de proteger a los
animales que no se extinguieron con la radioactividad. Por ello su principal
preocupación es el de tener un animal vivo y sano, para poder reproducirlo, y
siempre llevan un catálogo encima para corroborar sus precios y si alguna
especie ha dejado de existir.
Todo esto lo vemos a través de
los ojos de Rick Deckard, un hombre casado y con un matrimonio bastante infeliz
a causa del fallecimiento de su oveja, la cual terminaron remplazando con una
oveja eléctrica.
Rick es un caza recompensas de la
policía de San Francisco, que se encarga de recuperar “andys”, androides que se
escapan de las colonias espaciales y vienen a la Tierra en busca de su
libertad. Pero Rick no es el as de la jefatura, como más o menos lo pintan en
la película, no, él es algo así como un suplente; el as fue otro, al que
mandaron a recuperar unos peligrosos “Nexus 6” y terminó internado en medio de
su violenta misión. Así que ahora le piden a Rick que vaya por ellos, lo cual
representa una gran oportunidad, porque si junta suficiente dinero puede
comprarse una avestruz de verdad, y quizás así su matrimonio que está a punto
del divorcio pueda recuperarse.
Básicamente este es el comienzo
del libro, el cual se siente entreverado y algo pesado, a falta de
explicaciones de algunos eventos, los cuales están llevados con cambios bruscos
en el relato. La “cacería” durará solo un par de días, y es por ello que tras
pasar la introducción el relato se siente tan ágil y por momentos confuso ante
los cambios de escenarios, ya que el lector deberá descifrar a medida que
avanza el relato dónde está Rick.
Es así que hay una parte que no
se comprende mucho en el comienzo y lo vamos a entender cuando la narración
esté más avanzada, y nos daremos cuenta de qué se trata. Uno de los principales
temas que se tratan en la obra es el “Mercerismo”, una especie de religión que
es la base de la cultura de su sociedad. ¿Por qué se siente entreverado? Cuando
venimos leyendo los primeros capítulos se nos transporta de un párrafo al otro
a un lugar donde suceden cosas extrañas, se ve una colina donde está un tal
Mercer (al estilo de Jesús), y otros sujetos tiran piedras, y no entendemos a qué
viene todo esto, si estamos en la misma realidad, o si es otro mundo, un sueño,
o vaya saber qué, pero el relato nos dará explicaciones más adelante.
Ya en medio de la misión
encontraremos que quizás esta no sea tan espectacular como nos pinta la
película, de hecho gran parte de los cuestionamientos que se hace Rick a base
de su misión va de la mano del estudio de empatía que debe de aplicar a los
Nexus-6, para así descubrir si el ser que tiene delante de sí es humano o un
androide. Sobre esto debo de decir que es interesante ver cómo Dick se
imaginaba los estudios de empatía, con una neuropsicología muy reciente a
finales de los 60, y casi que la parafernalia utilizada puede verse como una
curiosidad. Sobre los estudios se trata de una serie de preguntas que va de
manos del respeto a la naturaleza y como su cuidado se ha vuelto tan intrínseco
en los humanos que reaccionan mal ante su destrucción.
Sobre el cierre del libro
caeremos en la cuenta del viaje filosófico por el que nos transporta el relato
en medio de la cacería de Rick, no es sólo el tema de la acción sino que se nos
deja en claro el tema del mercerismo como una crítica a la sociedad, se nos
plantea el miedo del escritor en medio de la Guerra Fría y del recuerdo de la
Segunda Guerra con la distopía que crea en un mundo desértico lleno de culpa,
dado que la vida se deforma y perece por culpa de la humanidad; a causa de esto
está la obligación ideológica de la empatía por los otros seres vivos, y el
cuestionamiento de si tratarlos como iguales a los androides porque se parecen
físicamente a nosotros, a pesar de que ellos carezcan de la empatía como parte
de su funcionamiento cerebral. Por otra parte está la soledad, como está tan
remarcada a pesar de convivir con otros seres, como está la necesidad humana de
conectarse con otros y el miedo constante a perecer en solitario.
“(…) un peón con
aspiraciones a algo mejor. ¿Sueñan los
androides?, se preguntó Rick. Evidentemente. Esa es la razón de que a veces
asesinen a sus empleadores y huyan aquí.” Cap. 16
Es un libro que si bien puede ser
difícil de comenzar se lee con mucha ligereza una vez que el relato termina de
tomar forma. Es interesante el choque visual de la ciencia ficción de finales
de los 60 con los 80 de la película, con la visión actual. Creo que la esencia
del libro se diluye en la película, pero que se mantiene de fondo como algo
palpable solo para aquel que entiende sus guiños; igualmente coincido con
aquello de “tomarlos como cosas distintas”. El mensaje que nos deja el libro es
el de cuestionarnos los usos de la tecnología, el mensaje colectivo de
culpabilidad y cuidado de la naturaleza, y de nosotros mismos a fin de cuentas,
ya que como seres sociales y pensantes sufriremos al caer en la soledad y
autodestruirnos como sociedad.
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