Autora: Claudia Córdoba
Año: 2013
Páginas: 278
Editorial: Gatoblanco
(autopublicación)
Claudia Córdoba es una joven
escritora uruguaya, miembro de nuestro querido club de lectura de quien ya tuve
el gusto de reseñar anteriormente con su adorable libro infantil: “Cuentos de las tierras olvidadas”.
En esta oportunidad ella cambia
su perfil de narradora infantil, y pasa a traernos una historia juvenil con
algunos toques cruentos.
Vampyra es una niña… o más bien
lo supo ser, con unos 13 años que la mantienen congelada en el tiempo desde 1882.
Su nacimiento y los primeros años de vida los recuerda con mucho amor, pero
luego su vida daría un giro, y tras un extraño ritual de una familia de origen
africano y con magias antiguas la resucitaron; dejándola en un mundo
intermedio, en el que no está del todo viva, ni del todo muerta, es un ser que
mantiene su alma pero su cuerpo es inmortal, y con una dura necesidad: el de
tomar sangre.
Por esto, el ritual fue
considerado el gran error familiar; habían creado un monstruo, a un vampiro, y
su familia desde entonces ha tenido el deber de dar captura a ese ser y darle
su descanso de una vez por todas.
José Luis no está nada feliz
cuando su moribundo padre le hace este encargo, él nunca quiso creer en la
cháchara esa de poderes místicos y esos cuentos que han pasado de generación en
generación. Pero ha visto la muerte de cerca por culpa de la vampira, y debe de
aceptar el encargo contra su voluntad, haciendo lo necesario por acabar con ese
mal que aqueja su familia.
Creo que podemos dividir el libro
en dos partes, en la primera se siente que estamos con un preámbulo demasiado
largo y que se siente pesado y entreverado: y es que la historia fluctúa entre
espacio temporal y distintos personajes constantemente. Mientras esto pasa
tenemos que Vampyra se ha dejado capturar por José Luis y Daniel, su hijo de 15
años que lo ayuda, están escuchado su historia, y previendo cómo matarla antes
de que la situación se salga de control.
La segunda parte comienza luego
de la página 70 aproximadamente; vamos a que Vampyra se ha liberado de sus
captores (lo cual ya se sabe que va a pasar porque se anuncia en el prólogo) y
que ahora ella busca la ayuda en Daniel, quien claramente se ha enamorado de
ella. Vampyra se aprovecha de esto, para poder acercarse a la familia; ella
sabe lo riesgoso que es, incluso algo similar le costó caro en el pasado, pero
ella está buscando algo en esa casa, alguna pista, algo que le permita
conseguir la paz.
“Comenzaba a
comprenderla, más incluso de lo que su padre jamás haría. No sabía si aquello
era verdad, pero sonaba a verdad, y se negaba a creer que no lo era. No tenía
sentido, ella no ganaría absolutamente nada engañándolo… ¿o sí?” Pág. 71
Entre tanto las cosas en la
familia Aranda se siguen poniendo más turbias, con José Luis cada día más
perseguido y agresivo, con una tía que quiere explicar las cosas pero nadie la
escucha, con una hermanita llamada Luz que no se le presta mucha atención al
inicio pero después cobra su debida importancia.
“No entendía la raíz
que impulsaba a que su corazón se acelerara con tanto odio, pero debía creer
que estaba controlado, que aquello no era obra de nadie para provocar un gran
desastre. (…) tenía que creer que tenía razón, que hacía lo correcto. Él solo
quería lo mejor para su familia.” Pág. 159
Aquí ya la historia no se siente
entreverada, se siente que finalmente se ha encauzado con el propósito de
Vampyra, y se da algo similar a una relación amorosa, pero que en realidad no
es el típico amorío adolescente prohibido, ya que se forma en su lugar un
fuerte vínculo entre la vampira y el jovenzuelo; a costas de todo lo que su
padre pueda opinar del asunto, y de lo que moralmente es correcto y su familia
está destinada a hacer.
La novela aquí muestra su
verdadero potencial, tornándose más ágil en el relato, teniendo una buena
construcción de escenarios, y mostrando unos giros en la trama muy violentos e
inesperados, partes muy cruentas que sentís que la historia se está poniendo
muy oscura y turbia, para lo que parecía ser; mostrando así una madurez en la
escritora de los distintos temas violentos que se anima a redactar.
“Nadie, en todo el
trayecto, le preguntó si estaba bien. Nadie le prestó ayuda.” Pág. 174
Así también sucede con la
construcción de personajes, en los cuales uno puede llegar a sentir una cierta
simpatía con algunos, y una gran adversidad con otros (o con José Luis más
puntualmente xD).
Si bien el inicio y el epílogo se
sienten entreverados, ya que tienen algunos cambios bruscos de eventos y sobre
de quien se está hablando, la mayor parte de la historia muestra el potencial
que tiene la autora para seguir mejorando dentro de la novela larga (ya nos
demostró que lo hizo excelentemente con el formato de cuentos), con su rico
vocabulario, y además que llega entretener a alguien, que desde hace un buen
tiempo, no le llega mucho lo que es el género vampírico. Se nota su trabajo de
querer llevar esta historia a nuestra realidad, trayéndolo a nuestra capital
(Montevideo), y tener algo más tangible dentro del mundo fantástico de los
vampiros. Considero que lo ideal sería ver este libro en un futuro reeditado y
mejorado con más experiencia de su autora, ya que creo que para un lector joven
interesado en el mundo vampírico puede llegar a gustarle mucho sentirse en la
piel de los hermanos Aranda y su herencia mística.
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