Publicado originalmente como un
One Shot en Enero del 2011, esta historia de Ooima Yoshitoki fue adaptado a
formato de serie en Agosto del 2013 terminando su publicación el 19 de
Noviembre del 2014.
La historia nos ubica en una
escuela, en donde una niña es trasladada y esto si bien puede parecer otro
comienzo común dentro de los mangas escolares, Shoko Nishimiya no es la
estudiante que comúnmente nos encontraremos ya que ella presenta una dificultad
ante sus compañeros de clase para comunicarse, dado que es sorda.
En un comienzo encontraremos lo
que deseamos ver en este tipo de situaciones, y es que tanto sus compañeros
como el docente, se esfuerzan para integrarla al grupo, comunicándose con notas
por medio de un cuaderno. Y ella en la medida de lo posible, intenta seguir las
conversaciones con lo que parece una lectura de labios, siempre demostrando una
actitud amable y regalando una sonrisa a sus compañeros de clase.
Pero para uno de los miembros de
la clase esto ha hecho que el foco de atención se aparte de él, por lo que
intentará atraerlo jugándole pequeñas bromas a Nishimiya. Shouya Ishida iniciará
entonces con lo que parece ser un juego, pero en el grupo tras una sucesión de
situaciones habrá un quiebre, cuando la comunicación por medio del cuaderno y
las insistentes consultas de Nishimiya sobre lo que está diciendo el profesor o
sobre lo que se está bromeando, pasa a ser una molestia.
Esto servirá de puntapié para Ishida,
quien verá la oportunidad para volver a ser el foco de la atención, sus bromas
pasaran a tomar un mayor calibre, uniéndosele el resto de la clase bajo la
vista gorda del docente, aquí es cuando el bullying finalmente cobra forma.
Nishimiya ante esta situación
decide no dejar de sonreír, en medio de una especie de culpa por ser una carga
para el resto de la clase, buscando encarecidamente encajar en un grupo que no
se adapta a las necesidades de ella.
Finalmente una serie de actos
realizados por Ishida llevarán a que la dirección tome medidas, y el bullying cambiará
de foco, el popular bromista pasará a ser víctima mientras Nishimiya será ahora
ignorada, como alguien con quien no se puede hablar y que tampoco es correcto
molestar.
Nishimiya se decide que debe ser
trasladada a una escuela especial, quedando Ishida solo y maltratado dentro de
la escuela. Ishida crecerá y junto con el madurar y el transcurso del tiempo
notará sus errores, decidiendo remediar la situación comienza a estudiar
lenguaje de señas, para algún día, cuando vuelva a encontrarse con ella, poder
disculparse por todo lo sucedido.
Este a pesar de su enorme
contenido no será más que el detonante de esta esta historia, el gusto amargo
que deja tras leer las hojas nos marca lo bien realizada que está la trama. Es horrible
encontrarse con una situación así, pero no está lejos de pensarse ya que lo que
es diferente suele ser cruelmente señalado por los niños, los cuales carecen
del filtro social con el que contamos los adultos el cual nos indica lo que
moralmente es correcto y lo que no. Más allá de la situación de discriminación
que se da, y la falta de tolerancia de este grupo ante una persona con
capacidades diferentes, es triste ver como el grupo no acepta la culpa y la
dirige a una sola persona (sea esta o no la culpable del inicio del acoso), ya
que el trasladar el abuso de persona no deja de ser terrible y altamente
cuestionable.
Incluso el desinterés del docente es lamentable, lo que nos hace
preguntarnos si el común de las situaciones de bullying están sustentadas por
una autoridad que opta por no molestarse con algo grave y no otorgarle un
espacio de ayuda a la víctima.
La serie por su parte, continua
en un plan de desarrollar una especie de amistad entre los que fueran esos dos
niños maltratados, y como un Ishida culpable, busca compensar a una Nishimiya
que sigue sintiéndose una carga para los demás. Si, tendremos nuevos vínculos
de amistad, un romance insipiente,
crecimiento personal de estos y otros personajes, pero siempre recordando
continuamente las situaciones de abuso que se vivió en la escuela, lo cual será
el eje central de esta historia.
Ya dirigiéndonos al aspecto
artístico, la serie es muy bien llevada por quien fuera destacada en los
premios Tezuka como “artista revelación” (new artist), fondos cargados y
detallados, mucho sombreado y personajes que fácilmente logramos diferenciar
demostrándonos sus personalidades. Algo completamente destacable es el apoyo se
la Sociedad Japonesa de Sordos que ayuda a visualizar el lenguaje de señas de
los personajes. Algo que choca al inicio cuando sorpresivamente vemos más de
dos manos saliendo de uno de los personajes al comunicarse, pero fácilmente
comprendemos la situación y nos adaptamos de ahí en más.
Me pareció fascinante como se
logró este aporte de la Sociedad de Sordos, logrando un manga único y además marcando
un tema tan importante como es la discriminación por capacidades diferentes, ya
de por si el tema del bullying es particularmente complejo, pero sumado al caso
de la protagonista, nos deja una reflexión sobre la sociedad en sí, y lo mucho
que hay que trabajar y mejorar en un plan de inclusión.
Poster promocional de la película.
Sumamente recomendado, para
quienes quieran apreciar un manga diferente, próximamente adaptado en formato
de película por Kyoto Animation la cual ya estamos esperando, y además para
quienes les interesen estas temáticas sociales, que es a fin de cuentas lo que
parece buscar transmitir la mangaka.
¿Dónde leerla? MangaFox
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