Autor: Fernando Gonzalez
Año: 2017
Páginas: 252
Sello editorial: Lacrem
Delacrem
-Reseña de Mauro-
Este fue uno de esos libros
que gané gracias al sorteo del #ClubdeLectura.uy el día en que el autor fue a
presentarlo. No conocía ni al autor ni a su obra, aunque sabía de rebote que ha
escrito otros libros sobre todo para esa franja que llaman “infantil-juvenil”,
pero me interesó la tapa y la idea, así que me lo quedé.
Mariana es una chica común
de 14 años de la actualidad. Sus padres están separados, vive con su madre, va
a colegio privado por “la inseguridad y
los paros”, sus dos mejores amigos son Manuel y Javier, le preocupa que sus
pechos no crecen y extraña muchísimo a su difunto abuelo.
Un día Mariana nota que han comenzado a aparecer agujeros por la
ciudad, agujeros extraños que parecen no tener fondo, cambiar su tamaño y
desaparecer por las noches. La mayoría no
da importancia a los agujeros, y aunque Mariana logra que sus amigos se
interesen por ellos, pronto la atención de todos es robada por los sucesos
políticos del país.
Es que, tras las elecciones
y un ambiente caldeado, en el país se cocina un golpe de estado y una nueva dictadura. Sus padres y
abuela todavía recuerdan los horrores y los traumas de la última, cuando su
madre apenas era una niña.
Ahora, cuando el golpe se
dé, Mariana y sus amigos deberán enfrentarse a una nueva situación crítica, a
la vez que la protagonista va teniendo extraños
sueños y encuentros con su abuelo
fallecido y su gato.
Los agujeros comienzan a aparecer y crecer
El libro está dividido en
dos partes y dos tipos de narración: mientras la primera relata desde un
narrador externo, la segunda parte (con el golpe de estado consumado) toma a
Mariana como narradora de su historia. Esto me gustó como cambio, como forma de
mostrarnos que la cosa se puso seria.
En cuanto a los personajes,
me parece que están bien armados, y que Mariana rescata bastante de los cambios
y problemas de la adolescencia: el cuerpo, ser más independiente de los padres,
la rebeldía, los primeros amores. Aunque admito que a veces me sentí más cercano
a los padres que a ella –como pega la
vejez-.
La historia además juega entre el simbolismo de los sueños y
los agujeros, y el recuerdo de la
anterior dictadura, que rememora a aquellas del Cono Sur en los 70’. El
mensaje en esto es bastante claro, aunque uno puede entrar en discusiones sobre
el significado de los “agujeros”.
Creo necesario hablar del
final, aunque sin spoilear, así que están avisados. El final de esta historia es abrupto, casi violentamente, y en
medio de toda la acción. Y ante los finales abruptos siempre hay tres
posibilidades: el autor desea hacerlo así porque el mensaje es uno, o el autor
considera que la historia ya no da para más y prefiere no alargar la cosa, o el
autor ha puesto a sus personajes en una situación tal que es imposible sacarlos
sin recurrir a un deus ex-machina brutal.
En este caso, creo que es
una mezcla de la primera y la tercera opción: el final del cuento es el final
de la historia de Mariana, y aunque no se termine dando una resolución a todos
los temas que se abren, quizás el autor no quería (o no podía) explicarlo, por
lo que queda a la libre interpretación del lector.
El libro es bastante ágil y uno lo lee con ganas. Creo que tiene varios temas
interesantes, y que el estallido del “Golpe” da una nueva dimensión al libro y
lo hace despegarse, pero el final abrupto puede inquietar, porque uno no sabe
entonces hasta qué punto las cosas que narra Mariana son reales y cuáles son su
imaginación, o si realmente hay elementos fantásticos que alteran la realidad.
Un libro interesante,
recomendado a aquellos que quieran leer ficción (y no tanto) uruguaya, con toques
de fantasía y de memoria, aunque están avisados que tendrán que construir sus
respuestas a las preguntas que abra.
Muchas gracias a Crem
Delacrem, a Fernando Gonzalez y al #Clubdelectura.uy por permitirme leer esta
obra.
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