Autor: Rodolfo Santullo
Páginas: 119
Año: 2009
Sello editorial: Estuario Editora
Si pensamos en Montevideo hoy en
día, se trata de una ciudad con mucho movimiento, la gente siempre está con
diversas actividades, se puede salir a tomar un café, ir a charlas, ir al cine,
agotar funciones para el ballet dos meses antes, entre otras; pero aun así, hay
algo que arrastramos de otras épocas y es el “Montevideo gris”: la gente opaca,
sin gracia, amarga incluso, como un veneno destilado, que si bien no es tan
potente sigue ahí presente marcando una “sensación térmica” de otras épocas.
Santullo nos transporta a ese Montevideo que se siente gris, al del 2007, hace sólo 11
años atrás (tampoco tanto), pero que aun así lo sentimos tan distinto a lo que
es hoy en día: en ese año la gente todavía estaba levantando la cabeza tras la
dura crisis que nos golpeó en el 2002, donde los oficiales de policía cumplían
con unas rutinas demenciales para tener un sueldo digno bajo los doble turnos
y encima el 222 (pronunciado “Dos-veintidós”).
Para quienes no conocen el “222”,
ya sea porque no son de Uruguay o porque no eran conscientes de su existencia (hoy
en día sigue existiendo pero muy modificado, con un régimen que nada se parece
a lo que solía ser), era un servicio que ofrecía la Policía donde se podían
contratar a los oficiales para realizar guardias privadas a contra turnos. Los
policías hacían esta… demencia… en la
que terminaban trabajando igual unas 20 horas por día a veces sin pisar sus
hogares, durmiendo en la seccional o en el propio 222, porque es humanamente
imposible aguantar un ritmo así.
Hete aquí que, en esta novela negra (lectura en el marco
#Clubdelectura.uy en el mes de Novela Negra nacional), se nos introduce a 3
oficiales de la policía contratados por la municipalidad para vigilar el Cementerio
Norte y, si es posible, detectar a los ladrones que hurtan el bronce de
las tumbas y panteones del lugar.
Fuente |
Machado, Vázquez y Moriz serán
los protagonistas de este servicio, policías en su momento muy mal pagados y
con muchas penurias en sus vidas que se irán trayendo a tema en los momentos
más inesperados, mientras les toca trabajar en el antiguo cementerio de un barrio
“complicado” como ellos mismos describen, junto a un viejo calandraca que trabaja como sereno nocturno y vive allí.
El principio de la novela se me
hizo terriblemente lento; si me leen de antes sabrán que detesto las descripciones extensas, y el comienzo es sumamente descriptivo y con un poco de
diálogo, pero justamente el poco diálogo que ofrecían estos tres oficiales y el
viejo Sartori cautivaba con una chispa,
que me enganchaba para seguir leyendo. Poco a poco la
descripción dejó paso a los problemas diarios que vivían los protagonistas, y
se le sumó algo de misterio en las recorridas nocturnas del cementerio, por su descripción: un
lugar tétrico y abandonado a su suerte prácticamente, con vestigios de tiempos
mejores de la mano de la decadencia económica y la burocracia uruguaya.
Fuente |
Al ser un libro tan cortito y que
transcurre en los meses que dura el servicio, el libro se centra en sus personajes, además del contexto en el
que se encuentran son personajes parcos, algo maltratados por la vida, y por
la situación
económica que es un tema recurrente en la trama de la obra. Machado lleva
la batuta como protagonista principal, aunque si bien sentimos que la narración
pasa por su lado pasa a ser un personaje más, escondiéndose atrás de sus libros
“difíciles”, mientras huye de sus
problemas familiares y personales con la excusa del 222; pero su realidad choca
por lejos con quienes le rodean, él no tiene problemas económicos como el resto
de sus compañeros de caseta. Quien le
roba parte de protagonismo es el más jovencito de los cuatro, Felipe Moriz (al
único que el narrador diferencia de nombre y no tanto por apellido, ya que los policías suelen llamarse por el apellido), que está
desesperado económicamente y no tiene la gran cultura literaria que Machado parece
ostentar frente a sus colegas; sin embargo, Felipe pondrá la pasión,
casi que ingenua, por el trabajo que se le ha marcado, él quiere encontrar a
los ladrones de bronce, pero sus compañeros simplemente querrán cumplir con el
horario, porque la vida ya los curtió lo suficiente para entender que no
todo es como debería ser.
Fuente |
Fue un interesante acercamiento
al autor al que tanto había escuchado hablar en el #clubdelectura.uy (al punto
de transformarse en un debe personal), y si bien me resultó un poco tedioso el
comienzo del libro, al final me encantó y puedo recomendárselo a quienes gusten
de las novelas negras o de obras centradas en la realidad de nuestro país, con su idiosincrasia, y personajes que podemos encontrar en cualquier lugar de trabajo.
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