Publicado entre el 10 de Enero de
1972 al 9 de Junio de 1973, el llamado “Maestro del manga” Ozamu Tezuka, creo
esta historia que hoy, 44 años más tarde, llega a mis manos.
La historia nos transporta a un
final de la Segunda Guerra Mundial, Jiro Tengue fue uno de los tantos
prisioneros de guerra que ahora retornan al país, proveniente de la guerra en
Manchuria (China), finalmente retorna a su acaudalada familia que vive en la
campiña.
Al llegar se encuentra que no es
bien recibido, como él ya se esperaba: tanto su padre como hermano mayor,
Ichiro, quienes con un carácter terrible y una gran avaricia, se encuentran en
medio de una disputa por la herencia. Además se topa con una inesperada
noticia, tiene una pequeña hermana, producto de su anciano padre y su joven
cuñada, la esposa de Ichiro. El nombre de la pequeña es Ayako, inocente y la
luz de los ojos de su padre, no contiene malicia ninguna proveniente de la
complicada familia, aunque Ichiro la trate como una muñeca que puede desechar
en cualquier momento.
Jiro, en medio de todo esto,
tampoco pasa por un simple soldado retornado, ya que su libertad fue a cambio
de un arreglo de espionaje para el gobierno estadounidense que se encuentra
ocupando la isla. Y los “encargos” que le harán no serán más que de mero
mandadero, sin embargo lo harán aproximarse a una realidad política que se
encuentra en un hervidero de cambios y luchas.
Y este es uno de los puntos más
ricos y fuertes de todo el manga, ya que el contexto que presenta Tezuka ha sido
de los más interesantes que he podido leer. En la trama no sólo se nos
introducirá en los dilemas familiares de Jiro, sino que comenzará a plantear
una lucha política entre el gobierno de ocupación, el gobierno japonés que se
está recuperando, y los del partido de izquierda vistos como “los rojos”
rebeldes. Además de los diversos acontecimientos que se darán a nivel mundial,
ya que el transcurso del tiempo dará lugar a un desarrollo importante en la
trama y los personajes.
Sobre el desarrollo de personajes
veremos cómo se irán ahogando en su propia avaricia, ya sea por el dinero, el
poder, el honor, todos los personajes irán mostrando sus peores facetas. La
familia Tengue, nuestros protagonistas, se mostrarán como escorias humanas,
pero a pesar de ser tan detestables extrañamente no llegué a odiarlos, sino que
terminé observando cómo se hundían en sus propios deseos y anhelos con cierta
distancia. El autor no nos permite aproximarnos, ya sea para detestarlos o
empatizar con ellos ni en los peores momentos. Por otro lado el crecimiento de
Ayako, uno de los personajes en los que más notaremos el paso del tiempo será
notable: si bien veremos envejecer a variados personajes, Ayako madurará en su
cuerpo físico, pero mantendrá la inocencia original, a pesar de las
aberraciones de su familia.
Por el lado del arte notaremos la
calidad del dibujo de Tezuka, jugará por momentos con los cuadros con
habilidad; de hecho me llamó poderosamente la atención una de las escenas que
se reproducen en cierta cantidad de viñetas sobre el final, todas eran dentro
de una misma habitación, los personajes se movían, sucedían distintas cosas,
pero el cuadro siempre era el mismo. Por otro lado, siendo un seinen de este
autor podrán esperar escenas sexuales, manejadas con calidad y por momentos con
metáforas, como sabe hacer Tezuka.
Personalmente fue un manga que
disfruté mucho, en sus 700 páginas nunca me sentí aburrida, sino que siempre se
mantuvo en un alto nivel hasta el final. Ya fuera por los personajes, los
conflictos, el propio contexto, era como que el autor no quería perder detalle
e iba juntando todo para cerrar en un gran final. No puedo más que recomendar
esta obra, ya sea porque les interese leer algo de Tezuka, busquen algo maduro
y bien trabajado que los llene, o simplemente quieran un buen seinen para pasar
el rato.
Editorial "Otaku Manga clásicos"
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