Autor: Roy Berocay
Año: 2006
Sello editorial: Alfagurara –
Serie Roja – (Editorial Santillana)
Páginas: 150
Todo aquel que vive en Uruguay
sabe quién es Roy Berocay, es un autor que nos marca en la infancia con sus
libros para niños, entre ellos el entrañable, y siempre vigente a pesar de los
años, Sapo Ruperto, con todas sus aventuras como detective del arroyo Solís
Chico.
Pero aquí, en este libro, deja el
mundo de los sueños y las fantasías que crean esos divertidos cuentos, y se
enfoca en quién está detrás de la pluma, de la máquina de escribir, de la
computadora. Aquí Roy se plantea contarnos parte de su historia de vida, no
creando una autobiografía, como él mismo
aclara en el prólogo, pero para mí, lo que tenía en mis manos cuando arranqué a
leer se sintió como un anecdotario que gira en torno a la música.
Roy nos cuenta así desde que era
un niño hasta ser un adulto su pasaje por el mundo de la música. Inicia
entonces con un recuerdo fugaz de la infancia, un momento donde una música con
un ritmo especial sonaba en la radio y el presentador anunciaba que los que
habían pasado eran los jóvenes de Liverpool: The Beatles.
De allí en más se nos hará un
viaje musical, rodeándose de distintas anécdotas que influían en su vida
musical, como vivir en Estados Unidos, formar numerosísimas bandas, y luego
cosas que atravesaron la vida de Roy más allá de lo relacionado a la música.
Épocas de cambios para él, su familia, y también para el Uruguay mismo, al
narrar distintos momentos como las luchas estudiantiles y la propia dictadura
que fue del 73 al 85; además de la crisis del 2002, que al momento de la
publicación del libro todavía el Uruguay se resentía de las heridas
socio-económicas.
Para mí el comienzo del libro fue
como escuchar un recuerdo muy distante, casi que muchas cosas podía asociarlas
a comentarios referentes a la música de mi madre (que nació como Roy en el ‘55)
o incluso de mi hermano (que nació en el ‘72), con bandas que sonaron en casa
en forma de cassettes o que incluso hoy en día podemos escuchar sonando en la
radio o en “La Noche de la Nostalgia” como una de las canciones que menciona
Roy al comienzo del libro: “Born to be wild”
Con otras bandas o canciones (con
sus nombres traducidos), me desmenuzaba el cerebro intentando descifrar de qué
me hablaba y por un momento me dije “Este libro no es para mí, es para quienes
vivieron las mismas décadas de él y pueden sentir en carne propia esas
canciones”. Pero luego me fui sintiendo más cómoda con el relato, como cuando
pasaba por la dictadura, ya que a todos nos han contado sobre los terribles eventos
de esa dura etapa del Uruguay y también hemos leído bastante. Luego comenzaron
los 90 y ya me sentía “en mi salsa” y me reí muchísimo de sus comentarios de la
invasión de la movida tropical, que como la cumbia es un gusto que yo tampoco
comparto, generándome aversión por la desaparición del Rock a todo lugar que
fuera (les recuerdo que me críe escuchando música Rock y sus derivados).
Algo que me sorprendió mucho fue
ver cómo escaló en la vida y cayó estrepitosamente en tantos momentos
diferentes. Ya fuera con la música o a nivel laboral, simplemente me causó
admiración cómo cambiaba de trabajo, adaptándose a lo que fuera con tal de
salir adelante y ponerles en la mesa un plato de comida a sus hijas. También,
eran otras épocas; hoy en día tenés un conocido, un familiar o un amigo en X
empresa y no hay recomendación que valga, era otra cabeza.
“No podía hacer
música. Me sentía morir, atrapado en una sociedad asfixiante.” Pág. 57
Igualmente me quedo con ese
mensaje de esperanza de que cuando estamos muy mal con la vida y tocamos
fondo solo se puede “subir”.
“(…) para nacer, como
decía Dylan, tal vez había que morir primero, aunque fuese solo un poco.” Pág.
90
Otra cosa que me llamó la atención
es cómo está redactado. Me pasó que al comienzo lo sentí como muy estructurado,
como si fuera picoteando por distintos momentos, pero supongo que es propio de
los recuerdos, uno de sus primeros años de vida puede recordar menos que de su
adolescencia y adultez. Justamente el inicio tiene ese aire de distancia que me
resultaba inalcanzable como mencionaba más arriba. Pero por suerte, el relato
se descontractura e incluso pasa a insultar en un capítulo a alguien que se lo
merecía, y todo se siente como más fluido, y te llegan las distintas anécdotas.
Creo que este librito, así como
lo ven con sólo 150 páginas, es un libro que distintas personas van a
disfrutar, aquellos que aman la música como Roy van a sentir en carne propia
sus momentos de éxito y sus momentos de “fueron 5 personas al toque”. También
aquellos que crecimos leyendo los libros de Roy lo vamos a disfrutar, lo vamos
a sentir más cercano y conocer la vida del autor aunque sea sólo uno de sus
aspectos y los eventos más importantes de su vida. Me quedo con ganas de leer
algunos libros para jóvenes y chicos que nunca llegué a leer, y que el menciona
en el libro como que puso parte de sus anécdotas en ellos.
Disfruté mucho de este libro, lo
leí en sólo dos días, y la verdad que se lo recomiendo mucho a quienes quieran
leerlo sin importar que tengan 20-30-40-50 años; es un libro que te transporta
a distintas épocas y creo sí que hay algo importante, que aunque no seas músico
te guste la música, que te guste el “rocanrol”.
Agradezco mucho a
Santillana por el ejemplar, me llevé una grata sorpresa con esta lectura.
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