Autora: Claudia L. Córdoba
Editorial: Fin de Siglo
Páginas: 107
Año: 2015
Páginas: 107
Año: 2015
Hace poco Clau me prestó su
librito de cuentos (que fuera su primera publicación) con el ganó el “concurso
MMIRG (invirtiendo a los hermanos Grimm)”. Es difícil escribir una reseña de
una obra de alguien que conoces con el temor de si te gustará o no (ya me pasó
de que un libro de una conocida no me gustara y tuviera que realizarle una dura
crítica en goodreads), además de que siempre me pareció extremadamente difícil
escribir sobre cuentos, así que intentaré hacerlo lo mejor que pueda con esta
doble dificultad.
Los cuentos nos transportan a las
tierras de un lugar llamado Dinlor, y pareciera que casi todos sus cuentos
transcurren por allí, entre los distintos reinados de la zona. En ellos se
narra como en los cuentos que leíamos en nuestra infancia, trasladándonos a
aquellas historias con moraleja al final, que nos contaban sobre el príncipe
que rescata a la doncella en apuros, o donde una niña se mete en un lío al
incursionar en el bosque.
Pero como reza la temática del
concurso donde publico sus cuentos, Claudia cambia estas historias clásicas. En
uno de los cuentos el príncipe heroico estará ya no será hermoso a causa de sus
proezas; en otro es el príncipe el que está en apuros; la princesa no desea ser
desposada, y la nena que incursiona el bosque encontrará menos elementos
peligrosos que los peligros que ofrece el pueblo.
Cada historia es particular
aunque se pueda repetir algún “final feliz”, dejando un aprendizaje sobre
aceptar al otro más allá de las apariencias, que la princesa pueda tener más
opciones aparte de casarse con el caballero de brillante armadura, y el valor
de la amistad y hermandad por el prójimo.
La obra además cuenta con
ilustraciones que acompañan la historia en el interior, ilustrando los momentos
clave de la narración, punto que me parece importante resaltar, ya que me he
encontrado con algún libro para niños que ilustra momentos que nada importan,
desentonando y rompiendo con la fluidez, y pasan más a molestar que a pintarnos la
historia.
El buen humor también es otro
punto fuerte, ya que mi historia favorita es una que se vale mucho de este
recurso y es “El príncipe y el Dragón”; no les voy a contar de qué va pero les
diré que me hizo reír mucho, y fue la que más disfruté por lejos. Otro cuento
que me pareció adorable fue el primero que se llama “Sueño de hielo”, sumamente
romántico y fue un buen enganche para arrancar el libro. También me gustaron el
resto de los otros cuentos, todos tenían una aventura colorida para ofrecer, pero
si debo decir cual fue el que “menos” me gustó creo que fue el de la caperucita
roja vampira: “Ebby y su capa roja”; no sé si fue porque sentí que se salía de
lo común comparando con el resto de las historias, o si fue porque la
resolución se me hizo similar a la del primer cuento.
Felizmente puedo decir que en
general me gustó mucho la obra, me resultó encantadora la manera en que está
narrado simulando los libros de cuentos de antaño, tanto que no pude evitar
pedirle a mi pareja que me leyera uno de los cuentos antes de dormir, además al
ser un libro corto se lee con facilidad en un día; yo preferí estirarlo un
poquito más y no devorarlo en un día, porque en realidad no es un libro que se
sienta para leerlo de corrido, sino más bien para disfrutarlo de a poquito, dándole
el espacio para saborear cada pequeña historia. Es un libro para disfrutar con
los más pequeños de la casa o, por qué no, disfrutarlo uno como adulto
rememorando una dulce infancia.
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