Año: 2010
Género: Novela histórica
Páginas: 442
Sello editorial: Lumen (Penguin Random House)
Cuando uno ve un título japonés que implique trasladarnos a Japón, el lector puede a veces sentirse intimidado por una cultura diferente, por términos o lugares que puede no conocer, o, por el contrario, sentirse cual polilla volando hacia la luz.
En “El quinteto de Nagasaki” nos encontraremos con cinco libros que se editaron en uno (en tan sólo 442 páginas), donde el hilo conductor serán los vínculos de sangre de los personajes (porque quizás decir “familia” sea algo bastante delicado).
Al iniciar este libro nos encontraremos con un tiempo cercano a la actualidad: una mujer que se encuentra en sus últimos días de vida habla con su nieto de lo que fue el ataque a Japón con las bombas atómicas, y ella, como sobreviviente de la bomba de Nagasaki, cuenta su visión de la historia, una visión casi que de historiador analítico y no de una persona común. Tras su muerte, su hija será llamada para la lectura del testamento, descubriendo que tenía un medio tío del que nunca supo nada, y una carta, en la que su madre, Yukiko, le revelará su pasado y como mató a su padre.
Desde allí viajaremos temporalmente a conocer a todos los involucrados en la historia de Yukiko. Al mejor estilo del cuento de “Rashomon” de Akutagawa, cada uno de los cinco libros representará una voz diferente, dándonos perspectivas que se complementan, y quizá se repitan en ciertos momentos, pero que nos permitirán comprender todos los ángulos de una misma historia.
Sobre la narrativa en sí es muy amena y sencilla, simplemente fluye con capítulos muy cortos y se siente por momentos ese estilo cuasi poético característico de los autores japoneses.
La historia que parece unir todo es la de Mariko, donde podemos ver la sumisión y su dolor, y con su relato observar una crítica a la cultura japonesa de la mujer sumisa, a las clases sociales y “raciales” propias de la época, y que, lamentablemente, también en cierta medida forman parte de la actualidad como una sociedad cerrada y tradicional que le ha costado abrir su mente y aceptar los cambios. Así mismo, pasará a mencionarnos algo que es difícil de ver en los autores japoneses ya que es para ellos un tema “vergonzoso”: el trato de los japoneses a los coreanos (que eran considerados como seres inferiores) en la época de la ocupación de Corea. Aquí la autora no se calla absolutamente nada y hace un gran mea culpa tocando cuestiones que normalmente no se hablan, como la pérdida de identidad de los coreanos, los maltratos y abusos que estos sufrían por los japoneses, y las persecuciones dentro de Japón a los mismos.
Es un libro rico en documentarnos sobre aspectos históricos que quizás su autora, como una japonesa que se ha ido a vivir al extranjero, puede hacer tomando distancia de sus raíces, pero también logra atraparnos con los dilemas emocionales de los protagonistas. Ideal para los amantes de la novela histórica pero que se permitan leer acerca de la vida misma, con sus romanticismos y dramas familiares que nos mantendrán atrapados hasta el final.
PD: les comento que estoy sorteando este libro para Uruguay en mi Instagram