Autor: Haruki Murakami
Año: 1999
Páginas: 244
Sello editorial: TusQuest editores
Este año retomé a mis autores favoritos (la otra fue Jane), y de los libros
de Murakami que decidí leer por ser muy cortito fue este; además quería ver si
me salvaba de un bloqueo lector que me acechaba, pero no pudo hacer el milagro
y al caer en él me costó bastante la lectura.
Este libro se enfoca en Sumire, una joven que decidió abandonar la
universidad para perseguir su sueño de ser escritora, algo que no sabe si
tendrá éxito, pero que se ha convertido en su meta, una meta un tanto
frustrante como su vida amorosa, de la que tampoco entiende por qué nunca tuvo
interés en alguien. Hasta que un día, en la fiesta de casamiento de una prima,
aparece Myu, una mujer exitosa que importa vino y recluta jóvenes talentos de
la música clásica por todo el mundo. La charla surge espontáneamente, y “Sputnik, mi amor” será un chiste entre
las dos. Con tan buena química Myu verá el potencial en Sumire para que sea su
asistente y una buena compañía en la oficina.
Fuente |
El narrador, quien es parte de la historia y un amigo de Sumire desde la
universidad, casualmente está enamorado de ella, y nos irá dando un contexto a
su relación, y a la relación entre Sumire y Myu por medio de las charlas que
tiene con ellas.
Todo parece muy normal en esta novela de Murakami, demasiado normal, pero la historia hace un quiebre en cierto
momento cuando creíamos que la narración se estancaba
y parecía que no pasaba nada relevante: en medio de las aventuras y
desventuras de nuestros protagonistas en sus rutinas diarias, surge el realismo mágico al estilo de Murakami
bajo una temática que podemos ver en otros de sus libros, como es el juego entre dimensiones, “el
otro lado”, el significado mágico de nuestras acciones y sentimientos,
acompañados del autodescubrimiento de quiénes somos y qué queremos.
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Sobre los personajes diré que me gustaron dos de tres: Myu es un personaje sumamente atractivo, puede encantar a
cualquiera que se deje llevar por su forma de ser y su historia personal fue mi
favorita; el narrador me pareció el estereotipo de hombre japonés que nos
suele usar Murakami: roto emocionalmente, que tiene sexo por placer y que busca
algo con su vida, y si bien no me desagradó,
ya que sé cómo suelen ser los protagonistas masculinos de este autor, si me sorprendió cómo hizo que fuera el narrador siendo un personaje secundario (ya
sé no es novedad hacer esto, pero fue
interesante cómo lo usó en toda la historia). Mi problema recayó en Sumire, algo egocéntrica y excéntrica, sólo
se interesaba en sí misma y no lograba empatizar del todo con sus delirios a
las 3 de la mañana cuando decidía llamar a nuestro narrador.
Quizás no sea el libro más apasionante del autor, pero cuando nos gusta
tanto un escritor está bueno ver sus distintas facetas e ir descubriendo su
idea principal de su universo literario. Lo recomiendo para quienes ya hayan
leído algo de Murakami porque no creo
que sea una buena idea comenzar con él por aquí (quizás sea mi bloqueo
lector hablando, tomen con pinzas este comentario).
“Cerré los ojos, agucé el oído y pensé en los
descendientes del Sputnik que cruzaban el firmamento teniendo como único
vínculo la gravedad de la tierra. Unos solitarios pedazos de metal en la
negrura del espacio infinito que de repente se encontraban, se cruzaban y se
separaban para siempre. Sin una palabra, sin una promesa.” P. 211
Gracias a Nati y Fabi que me regalaron este libro por mi cumpleaños :)
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